El powerlifting se convirtió en una razón para dar lo mejor de mí aún en mis peores momentos. Me ha enseñado a no rendirme y exigirme, aunque también me ayudó a hacer las paces con la comida, con mi cuerpo y la percepción que yo tenía de mí sobre las cosas que puedo lograr.

También he aprendido de empatía hacia las demás personas, saber que todos estamos luchando nuestras batallas. A valorar los buenos momentos que me hacen querer más y los malos que me hacen aprender. Y es por eso que desde hace ya un tiempo me he dedicado a generar información de valor que pueda ayudar a las nuevas generaciones de lifters.